
El taekwondo es mucho más que una disciplina de combate: es una forma de vida, una filosofía con raíces profundas en la tradición coreana y una vía para transformar cuerpo y mente. Su nombre proviene de tres palabras coreanas: “Tae” (pie), “Kwon” (puño) y “Do” (camino), lo que se traduce como “el camino del pie y del puño”.


Su origen moderno se sitúa en Corea del Sur en los años 50, aunque su herencia es milenaria y se nutre de técnicas antiguas como el Taekkyon y el Hwa Rang Do. Desde sus inicios, el taekwondo fue concebido no solo para el combate, sino también como una vía educativa: inculca respeto, autocontrol, perseverancia, cortesía y espíritu indomable.
Yo lo descubrí a los cinco años, cuando mis padres —al ver que era algo travieso y bastante inquieto— decidieron apuntarme a una clase extraescolar en el Bangkok Gym, en Francos Rodríguez (Madrid). Allí conocí a Jose Luis Esteban “Chumi”, quien se convirtió en una figura fundamental de mi infancia y a quién guardaré siempre un cariño especial. Bajo su guía, el taekwondo dejó de ser un simple deporte para convertirse en una pasión que marcaría mi camino.
Hoy, el taekwondo es una de las artes marciales más practicadas del mundo, reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y parte oficial del programa olímpico desde los Juegos de Sídney 2000.
El Taekwondo como arte marcial y como deporte olímpico: ¿en qué se diferencia?
Uno de los grandes debates que surgen entre practicantes es: ¿es el taekwondo un arte marcial o un deporte? La respuesta es sencilla y compleja a la vez: es ambas cosas. Y entender la diferencia es clave para quienes se inician o lo observan desde fuera.
Taekwondo tradicional vs taekwondo deportivo
El taekwondo tradicional se enfoca en el desarrollo personal. Aquí no hay medallas ni campeonatos, sino práctica consciente. Se trabaja el equilibrio, la postura, la respiración, la meditación en movimiento. Los poomsae (formas) tienen un papel protagonista porque representan combates contra adversarios imaginarios, y con ellos se perfecciona la técnica, el ritmo y la concentración.
En cambio, el taekwondo deportivo —el que vemos en Juegos Olímpicos— se centra en el combate competitivo. Las reglas se adaptan para proteger la integridad física del atleta y fomentar la espectacularidad. Puntos por patadas a la cabeza, sensores electrónicos en petos y cascos, árbitros atentos al mínimo detalle. Aquí gana quien puntúa más, no quien tiene mejor técnica.
El camino marcial y sus valores fundamentales
Volviendo a mis primeros años, recuerdo perfectamente cómo en mis clases con “Chumi” repetíamos los cinco principios del taekwondo antes de empezar: cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable. No era una lista decorativa, sino un código que debíamos aplicar dentro y fuera del tatami.
Estos valores siguen siendo el corazón del taekwondo auténtico, el que transforma a quien lo practica, independientemente de si compite o no.
Reglas del taekwondo: cómo se compite en este arte marcial
Aunque el combate puede parecer caótico a primera vista, el taekwondo deportivo se rige por un reglamento muy claro, diseñado para premiar la técnica y proteger al deportista.
El sistema de puntos y el rol del tatami
El área de combate es un tatami cuadrado de 8×8 metros. Cada combate dura tres asaltos de dos minutos, con un minuto de descanso entre ellos. El objetivo es conseguir más puntos que el oponente antes de que finalice el tiempo.
Las patadas al tronco valen 2 puntos, mientras que las patadas a la cabeza puntúan 3 o más, dependiendo de la dificultad (una patada giratoria a la cabeza puede valer 5). Los golpes con el puño al peto suman 1 punto. Todo esto es detectado por sensores electrónicos y validado por jueces.
Combates, categorías y tiempo de los rounds
Hay distintas categorías según la edad, el peso y el nivel de los participantes. El combate infantil, por ejemplo, tiene tiempos más cortos y menos exigencia técnica, mientras que el combate adulto élite exige precisión milimétrica, rapidez felina y control emocional.
En mi adolescencia, cuando ya empezaba a mirar de reojo otras disciplinas como el full contact y el kickboxing, lo aprendido en estos combates me dio una base sólida: sabía moverme, mantener la distancia, protegerme y golpear con decisión.
Equipamiento básico de taekwondo: lo que necesitas para entrenar y competir
El equipamiento del taekwondo no solo protege, también define el carácter de la práctica. Cada pieza cumple una función específica y es imprescindible tanto para entrenar como para competir.
Si estás empezando, asegúrate de tener un buen dobok y protecciones básicas. Aquí te dejo una selección con el mejor equipamiento de taekwondo que puedes encontrar en Amazon, ideal para entrenar con seguridad y estilo.
Dobok, protecciones y cinturones: cada pieza cuenta
El dobok es el uniforme tradicional. Blanco, ligero y con cuello en V, representa pureza y humildad. Es cómodo para moverse y permite ejecutar patadas y giros con libertad. Los cinturones (o ti) se ajustan al nivel del practicante, del blanco al negro, pasando por colores como el amarillo, verde, azul y rojo.
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Para competir se usan protecciones obligatorias: casco, peto electrónico (en competición), antebrazos, espinilleras, guantes y protector bucal. Cada pieza está diseñada para reducir el riesgo de lesiones en combates intensos.
Sin duda quiero mostrarte aquí el mejor equipamiento posible por si necesitas comprarlo de manera individual y para garantizar tu seguridad en todos los entrenos.
¿Qué cinturón eres? Significado y evolución del grado
El cinturón es más que un color: es el reflejo del camino recorrido. Cada examen para cambiar de cinturón implica demostrar técnica, poomsae, combate y conocimientos teóricos. No es un trámite, es una prueba de progreso interno.
Cuando logré el cinturón azul, sentí que mi esfuerzo tenía forma. Era el resultado de muchas tardes en el gimnasio, de repetir técnicas, de respetar las normas, de aprender a perder sin rabia.
Beneficios del taekwondo: disciplina, respeto y desarrollo personal
Entrenar taekwondo no solo moldea el cuerpo, también refuerza el carácter. Es una herramienta educativa extraordinaria, especialmente para niños y adolescentes.
¿Quieres mejorar tus técnicas de golpeo?
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El taekwondo en niños: educación emocional y energía canalizada
A los 5 años, mi mayor reto no era una patada circular, sino aprender a estar quieto, escuchar, respetar los turnos. El taekwondo me enseñó eso. Me ofreció una estructura donde canalizar mi energía y convertir el caos infantil en concentración.
Muchos padres buscan actividades físicas para sus hijos, pero pocas son tan completas como esta. Se desarrolla la coordinación, la fuerza, la disciplina y también la confianza. Un niño que entrena taekwondo aprende a defenderse, sí, pero también a evitar el conflicto.


Desde el respeto al maestro hasta el autocontrol diario
Cada clase empieza y termina con un saludo al maestro. Esto, aunque parezca ritual, construye respeto. El alumno entiende que está en un espacio de aprendizaje, donde el ego se queda fuera.
Aprender a controlar el cuerpo es también aprender a controlar la mente. No puedes lanzar una patada voladora si estás frustrado o alterado. El taekwondo te enseña a centrarte, respirar y actuar con propósito.
Técnicas básicas y avanzadas: del poomsae al kyorugi
Dominar el taekwondo implica entender tanto su parte técnica como su parte artística. Por eso se practican formas (poomsae) y combate (kyorugi) por igual.
¿Qué son los poomsae y por qué son clave?
Los poomsae son secuencias de movimientos que simulan una pelea contra múltiples adversarios. Se ejecutan con precisión, ritmo y elegancia. Aunque a muchos jóvenes les parecen aburridos, son fundamentales para desarrollar el control, la técnica y la memoria corporal.
Los exámenes de grado siempre incluyen al menos un poomsae, y en campeonatos hay modalidades específicas solo de formas.
El combate (kyorugi) como herramienta de evolución
El kyorugi, o combate libre, es donde se pone a prueba todo lo aprendido. Aquí no solo se trata de técnica, sino de estrategia, reflejos y valentía. Aprender a recibir un golpe, adaptarte al rival y no rendirte es una lección que trasciende el tatami.
Personalmente, fue en el kyorugi donde descubrí que quería seguir explorando otros estilos. Con 13 o 14 años, ver a mi profesor impartir clases de full contact y kickboxing fue un detonante. El taekwondo me dio la base, pero también la curiosidad por seguir evolucionando.


¿Por qué elegir el taekwondo? Experiencia, pasión y evolución personal
El taekwondo no es para todos, pero puede ser transformador para cualquiera. Desde que lo descubrí siendo niño hasta hoy, donde sigo ligado a los deportes de contacto, puedo decir que cambió mi vida. Me enseñó a tener disciplina cuando más lo necesitaba, me ayudó a canalizar emociones, y me dio las herramientas para afrontar la vida con respeto y firmeza.
No importa si buscas un arte marcial tradicional, una actividad física para tus hijos, o un deporte competitivo: el taekwondo tiene algo que ofrecerte.